EN AGUAS DE BLANES

Tuuut, tuuut, tuuut…

Diga?...

Hola Rom, qué haceis este sábado?
Nos vamos a Blanes…

Vale, me subo con vosotros
Hombre Jordi, ya era hora!!!

Sábado 4 de octubre, salgo de Port Olimpic, 10,30h de la mañana.
Es una mañana estupenda, como las que a mi me gustan, frescas y con un sol radiante.
Mientras conduzco hacia Blanes ya estoy disfrutando, el día es hermoso, hay una luz espectacular, las montañas y la vegetación que rodean la autopista tienen tonos fantásticos, la visibilidad es perfecta, es un sábado de otoño radiante, y me augura un buen día.

Sobre las 12,30h, soltamos amarras, estoy a bordo del “Hola”, un Noray 27, un barco de los de antes, su armador y patrón, Romá, Rom para los amigos, está muy orgulloso de él, me lo recuerda en cada instante, y hacemos broma sobre ello.

Vamos de charla, tranquilos, relajados. Mientras Isa va a la caña del “Hola”, por encima de Cabo Creus está soplando la Tramuntana, aquí, al otro lado del Cabo, tenemos una suave brisa del SE, que hace deslizar al “Hola” a 5 nudos, sobre un mar rizado y una pequeña ola de fondo.

Estamos solos, no hay nadie mas navegando, es una gozada, el día, el mar, las velas, el barco, la brisa, la compañía…coincidimos en que esto es un privilegio, y lo saboreamos.

Mientras estoy yo a la caña, seguimos de charla, me despisto y orzo demasiado, desvento el génova, recibo una bronca de Rom, Isa se rie, y yo pienso, jopééé!,
Será posible?, no puedo hacer dos cosas a la vez!!! Isa sigue riendo…

Después de unas tres horillas, un par de bordos, y ponemos rumbo a puerto.

Quedamos en que otro día, llevaremos comida y bebida, y pasaremos unas horas fondeados en alguna cala, en esta época es estupendo porque no hay nadie, y aunque no puedas disfrutar de un baño, por la temperatura del agua, disfrutaremos del paisaje y la tranquilidad.

Ya amarrados, a las 16,30h, nos vamos a disfrutar de unas tapitas.

Después de comer paseamos por los pantalanes del puerto y el paseo frente la playa.

En la vida, las cosas adquieren la importancia que les damos, a menudo, lo sencillo, es lo que mejor sabe.

Y así, como quien no quiere la cosa, nos hemos pasado un sabadete la mar de guapo.