domingo, 14 de diciembre de 2008

RAQUEROS Y PAELLA

Pues resulta que este sábado pasado día 13 me fui de regata, un poco especial, especial y divertida. Una especie de cursillo-regata con embarcaciones tipo “Raquero”. Nunca había navegado en vela ligera, la verdad es que me daba un poco de “yuyu”, tener el agua tan cerca de la regala, pues como que no me acababa de convencer, pero en contra de todo pronóstico, reconozco que ha sido una experiencia estupendísima, lo he pasado muy bien y me he reído un montón.
Al principio iba un poco perdido, acostumbrado a navegar en barcos de crucero, ayudado por la electrónica, catavientos y demás enseres, y la reacción al timón algo más lenta, parecía en el raquero que me faltaba tiempo para todo. Pero en cuanto haces un par de bordos, aceptas el palmito de agua en el interior y que te vas mojando el trasero de vez en cuando, pues como te da buen rollo y empiezas a disfrutarlo.
Y la verdad es que lo hemos disfrutado!!!



Empezamos con unas clases teóricas, recordarnos algunas reglas de regata, preferncias, abordajes, banderitas, etc.

¿ alguna pregunta...? Siii, ¿cómo funciona un raquero?, Pero si es muy faaaaciiil....

¿ Otra pregunta...? Siii, ¿los raqueros vuelcan?, Nooooooo, que vaaaaaaa....
Nuestro barco preparado y la tripulación lista y a punto para zarpar...

Un poco de follón a la salida con el remolque, vaya lio...


Primera toma de contacto...
Ya estamos de regata...

Concentrado, intentando averiguar por donde entra el viento, para ceñir hacia la boya...

Más concentrado, intentando evitar abordajes. Imma controlando la escota de la mayor...

Rozando amuras. La verdad es que hubieron situaciones muy, pero que muy comprometidas, algún que otro abordaje, gritos y un montón de risas y buen rollo.

Nuestro raquero navegando a orejas de burro, como podeis ver, Jan hace de tangón humano...

La llegada reñida, la verdad es que nos fué bastante bien, de 4 mangas que hicimos, dos entramos en segundo lugar, la tercera fuimos terceros y la última se suspendió a la mitad del recorrido.

Y al final hubo vuelco, aquí la zodiac recojiendo a los náufragos...

Meritxell, intentando mantener el barco a flote, mientras lo remolcan a puerto después del vuelco.


La tripulación de nuestro raquero, contentos y satisfechos.
De izquierda a derecha: Jan, Imma, un servidor y Raul


Después de recojer el material y velas, al restaurant, a esperar la recompensa...

Y aquí la recompensa, una paella que estaba de "rechupete".
La verdad es que ha sido un sábado estupendo, lleno de buenas emociones, buenas vibraciones y buen compañerismo, todo un divertimento, que a buen seguro repetiremos en lo posible.


Muchas gracias a los que habeis hecho posible que esto sucediera:
.....................Toni ...................Miquel................Alex


Cuanto más comparto la navegación, más ganas tengo de navegar, mañana domingo vuelvo a Premià, otra regata, un poco más seria, de cruceros, pero esa, esa es otra historia.

jueves, 11 de diciembre de 2008

LA HABITACION

Recuerdo que era una habitación ni muy pequeña ni muy grande, de medida, la justa. En una de sus cuatro paredes disponía de una ventana, en la pared orientada al Noroeste. No recuerdo que hubiera puerta, ni de entrada ni salida, con lo cual, nunca he llegado a explicarme cómo pude acceder en su interior, si no fuera quizás a través de la ventana, aunque ésta, extrañamente siempre recuerdo haberla visto cerrada.
Por esta ventana, hacia las 18 horas, accedía siempre, fuera la época del año que fuera un rayo de sol, atravesando el habitáculo sin impedimento alguno, pues no existía ni mueble ni enser que dificultara su trayectoria, la trayectoria era oblicua hasta llegar justo a la medianera de la pared del Noreste, dibujando una línea de luz y calor suficientemente agradable como para esperarla pacientemente durante el resto del día.
Apoyaba mi espalda en ese pedazo de pared, de yeso, desnuda y blanca, bañada por ese rayo de sol crepuscular. A mi derecha quedaba situada la ventana, a la izquierda mas pared, sola y algo grisácea por el descuido de años, frente a mi, se cerraba el cuadrilátero, justo donde yo esperaba siempre que hubiera una puerta, en su lugar, colgaba a media altura un crucifijo, un poco torcido, ligeramente ladeado hacia la izquierda, de madera y unos 30 centímetros de largo aproximadamente. Siempre me he preguntado cómo es posible que un hombre diera su vida por Amor, por amor al prójimo, que diera su vida a cambio de la felicidad de los demás, y que en su momento, en el momento de los hechos, hubiera tan poca gente que apostara por él.
No me considero una persona religiosa, pero reconozco que siempre me ha fascinado la historia de Jesucristo, incluso la de algunos santos y santas o mártires, capaces de entregar lo más preciado por el bienestar de los demás, darlo todo y sufrir en las propias carnes el dolor de la tortura, sentir la soledad del rechazo y el castigo del poder de algunos, por el mero hecho ser solidario con el necesitado, por ayudar al desvalido, por desear la paz y el amor entre los seres humanos.

A veces necesito creer que la esperanza no a muerto, y que mi hijo, algún día podrá disfrutar de un mejor entendimiento entre los pueblos, entre las personas y que el rumbo que marque en la carta de su vida le llevará a descubrir nuevos y mejores valores, y que no será necesario que sufra ni muera nadie para llegar a ello.

Ya es tarde, ahora por la ventana ya no asoma el rayo de luz, solo se aprecia el cielo crepuscular, el astro rey se esconde detrás de ese horizonte que siempre perseguimos, cuando despierte abriré la ventana, ahora tan solo intento conciliar el sueño.

domingo, 2 de noviembre de 2008

LA CAJA

Haciendo un poco de limpieza estos días en mi estudio, tropecé con una caja que me llamó la atención, al abrirla, resultó que ésta guardaba un preciado tesoro de mi juventud, fotografías y diapositivas de mi época montañera.
Recuerdo que empecé haciendo espeleología, metido por cuevas y avencs (simas) y siempre pringado de barro. Al tiempo, poco, me di cuenta que estar siempre bajo tierra y encerrado en la oscuridad no era lo mio, aunque reconozco haber visto maravillas escondidas en la tierra.
Necesitaba el espacio, el sol y la luz, sentir el aire en la cara, alargar la vista y regalarle paisajes. Afortunadamente y hasta el dia de hoy, nunca he padecido de vértigo, con lo cual, mi alma, mi mente y mi cuerpo agradecieron que al final dedicara más de 15 años a la montaña y concretamente a la escalada.
En aquella época, y hablo ya de varios años atrás, no disponíamos de vehículo propio, con lo que la mayoría, por no decir todos, íbamos en transporte público, el tren. Lo más cerca de Barcelona era Montserrat, ahí fui durante varios años, hasta que volví de la mili (tranquilos que no hablaré de ello), con la ayuda de un amigo que me prestó quince mil pesetas de la época, pude dar la entrada para un coche, un Dyanne 6, para gente encantadora, decía el anuncio, jeje, no haré comentarios. A partir de entonces ya pudimos movernos con mayor libertad, sobre todo prescindiendo de horarios, por otras zonas de montaña.
Y como quiera que estoy a punto de celebrar mi 51 aniversario, he decidido hacerme un regalo, RECUERDOS de MONTAÑA. No voy a entrar en el tópico de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, ni mucho menos!!!, cada momento de de la vida tiene su historia y hay que saber valorar en su justa medida las sensaciones que obtuvimos de ella.
Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí dejo alguna muestra de ello y haciendo clic en las fotos, las vereis a mayor tamaño.
Advertir a los que ya me conocen, que el pelo de la cabeza y la barba en la cara, eran auténticos.